Los restos que el pasado de Quito nos ha dejado: -documentos, artefactos, memorias folklóricas-pueden ser comparados a un palimpsesto, en el cual distintas personas y edades han dejado sus mensajes sobre/impuestos. Cualquier estudioso, sea antropólogo, arqueólogo o historiador, debe empezar su trabajo con el descubrimiento de sus estratigrafías, separando las diferentes voces que a través de ellos hablan. Solamente tras este proceder, existirá confianza en la reconstrucción de las civilizaciones pasadas y las fuerzas que plasmaron sus sucesiones. Pero si el registro es un palimpsesto, no es uno de aquellos en el cual una miscelánea de textos no relacionados han sido escritos, más bien, cada texto sucesivo es en cierto sentido, un comentario de los que le precedieron y todos comparten un tema común: la relación entre la cultura del autor y su ambiente natural y humano. Cada autor ha sido influenciado por el mismo texto cuya letra va obliterando.