La indagación empírica sobre Quito como uno de los ejes de conflictividad urbana en el Ecuador, es posterior al abordaje del tema en el caso de Guayaquil. La ciudad de Quito sufre las mayores transformaciones que se registran en este siglo, a partir de la década de los sesenta. Entre estas, el agotamiento del casco viejo de la ciudad como recurso para el alojamiento popular que da paso al fenómeno del surgimiento creciente de barrios "clandestinos", "ilegales", o "de formación espontánea".
El gran desarrollo, en la década de los setenta, del sector inmobiliario y de la construcción, (como efecto del destino de los ingresos por el petróleo) y el proceso de retorno a la democracia formal, son variables que se destacan como fundamentales en el proceso que aquí se estudia. Las clases populares se presentan en el escenario urbano con su propia modalidad de participar políticamente, de apropiarse y construir su espacio, y de vivir la ciudad. Un ejemplo de ello es la organización del comité del pueblo, forma de participación inédita hasta entonces.