Los procesos de migraciones y movilidad humana son uno de los más significativos, visibles y complejos entre las dinámicas económicas, sociales, políticas y culturales que signan el mundo contemporáneo. Problemas estructurales de carácter histórico cuya resolución permanece pendiente se han profundizado en la actualidad, mostrando la complejidad de las asimetrías tanto entre los países de Latinoamérica y el Caribe como a nivel hemisférico y global. Estas problemáticas persistentes que emergen bajo la forma de crisis generan la intensificación de las migraciones protagonizadas por personas, familias y comunidades que se desplazan en búsqueda de alternativas para su sostenibilidad, pero también para salvaguardar su vida en contextos de conflictos socio-políticos, de inseguridad pública o de violencia política, de riesgos en entornos de desastres naturales o por impactos en los sistemas de vida propiciados por el cambio climático o los modelos extractivistas y neocoloniales.