“¿Esto es todo lo que sé sobre espiritualidad, puedes ayudarme a publicarlo?”, fueron las certeras palabras que Juan Carlos Sánchez le envió por correo electrónico a Augusto Pérez Guarnieri promediando el 2013. No fueron palabras excéntricas, pues el especialista religioso garífuna y el etnomusicólogo argentino venían trabajando juntos por más de tres años en Livingston (Guatemala), abocados al paciente registro de las expresiones musicales rituales y, particularmente el primero, a la reglamentación de las prácticas ceremoniales. En dicho contexto, el maestro guatemalteco le había entregado al joven etnógrafo un conjunto de escritos sobre las ideas, valores y actividades clave de la “espiritualidad garífuna”, bajo el permiso dado a él por los ancestros según le fue revelado en un visionario sueño. Lo detonante aquí fue la segunda parte de la oración: el expreso pedido de ayuda para que los textos fueran publicados. El interés por editar estos escritos sobre la espiritualidad garífuna devino así en una misión compartida con el etnógrafo desde su misma génesis.