Trabajar un Modelo de Gestión Participativo e Intercultural, más allá de cumplir con la normativa vigente, es garantizar los derechos individuales y colectivos de nuestras comunidades y barrios, es la realización de la gestión participativa, transparente, incluyente, plural, justa y equitativa. En efecto, en el Hatun Cañar, la ciudadanía organizada define su destino, en las asambleas comunitarias, parroquiales y cantonales en donde se decide la intervención municipal; pues, mediante el sistema de presupuesto participativo los actores colectivamente y solidariamente priorizan la resolución de sus principales problemas, partiendo de la decisión lógica de reducción de la brecha de necesidades básicas insatisfechas, base sólida que sustenta el crecimiento de nuestros asentamientos poblacionales, que incansablemente movilizan la energía y la capacidad social hacia la consecución del bien común.