Uno de los fenómenos culturales más interesantes de los últimos treinta años es el de las apropiaciones y reelaboraciones combinadas que resultan en la construcción y creación de nuevos productos culturales que adquieren carta de ciudadanía en localidades, subregiones y países, listos fenómenos tienen la peculiaridad de atravesar todos los estratos de las complejas sociedades urbanas contemporáneas de América Latina y de convertirse en referentes de identidad. De hecho, son procesos y productos netamente urbanos, resultantes de las fusiones sociales y culturales, de los conflictos y encuentros, de las inclusiones y exclusiones que, con base en referentes identitarios de origen local y rural, ya sean étnicos, o de distintos estamentos sociales procedentes de lugares distantes o cercanos a las urbes que les dan origen, acaban definiéndolas, pero con la misma velocidad con que se crean, rebasan sus límites y se extienden, convirtiéndose de pronto en referentes de identidades nacionales.