Aquí concluye le etnohistoria antigua de los Cayambes y Caranques. Aquí acaban sus glorias heroicas y comienza su historia moderna, mejor dicho, sus contactos con el invasor español, que dieron lugar al más grande desajuste económico y social, a las más inicuas injusticias que desviaron el rumbo de la etnohistoria andina. Estos llegaron para instaurar una administración imprudente encaminada, en lo primordial, a explotar los recursos naturales y humanos, iban a posesionarse de sus tierras y pastos; a implantar la propiedad privada, la hacienda de corte feudal, incluyendo siervos o yanaconas. Desde entonces se dio principio a un profundo desprecio contra lo "indio"; con su secuela odiosa de prejuicios raciales y sociales. Se iba, pues, a dar inicio a una historia económica y social lamentable, donde los indios iban a quedar como la nueva nación dominada, humillada, despreciada y explotada. Sólo los caciques o curacas iban a ser los afortunados a cambio de que aceptaran ser los instrumentos de la dominación interna y de la dependencia externa.