En la Cumbre del Milenio celebrada en la ciudad de Nueva York en septiembre del año 2000, que contó con la más alta presencia de jefes de Estado y de Gobierno en la historia de la ONU, los países miembros de la Organización ratificaron su compromiso de construir “un mundo más pacífico, más próspero y más justo”, donde prevalezcan los valores de la libertad, la igualdad, la solidaridad, la tolerancia, el respeto a la naturaleza y la responsabilidad común frente al destino de la humanidad. Se reafirmaron objetivos generales para el siglo naciente, como precautelar la paz y la seguridad mundial, promover la democracia y los derechos humanos, proteger a los grupos más vulnerables y fortalecer a la ONU. Pero los países llegaron todavía más lejos, se propusieron ocho objetivos específicos, claros y mensurables, relacionados con aspectos esenciales para el bienestar y el desarrollo humano, y fijaron un plazo concreto para su cumplimiento. Se comprometieron a reducir hasta el año 2015 la pobreza y el hambre, a unlversalizar la educación básica, a lograr la equidad entre los sexos, reducir la mortalidad materna e infantil, detener el avance del VIH/SIDA y la propagación de la malaria y otras enfermedades graves, garantizar la sostenibilidad del medio ambiente, y construir una alianza global para hacer posible el desarrollo.