Los giros hacia la democracia y la libertad han estado acompañados o precedidos de cambios económicos significativos, debiendo mencionarse entre ellos, particularmente, la importancia que han adquirido a nivel mundial las fuerzas del mercado y de la empresa privada. Este surgimiento del liberalismo económico tuvo su origen en los países industrializados, particularmente en el reino Unido y en Estados Unidos, que se embarcaron en los años ochenta en una serie de reformas radicales tendientes a reducir la intervención del Estados en la economía, privatizar las empresas públicas, liberalizar los precios, eliminar los reglamentos en torno a los servicios básicos, controlar la inflación y abrir la economía. Este proceso de cambio que se ha denominado “ajuste estructural” y que se iniciara en los países industrializados, se extendió por todo el mundo y posibilitó el auge de las fuerzas del mercado fortaleciendo significativamente el poder de los inversionistas internacionales y de los países acreedores y de las instituciones financieras más relevantes como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y en Banco Mundial (BM).