En la era de la informática, el enorme caudal del conocimiento humano acumulado por medios cibernéticos, no ha podido sin embargo eliminar la persistente necesidad del hombre de recordar. Con este libro se ofrece una antología de 99 obras de distintos autores. Toda antología es arbitraria. Nunca llega a ser ni siquiera una clasificación lógica. Porque media en ella el gusto del autor. Y a veces, también, su disgusto. Un oscuro mecanismo que junta lo aleatorio a lo inconsciente y que por fuerza deja de lado otros gustos y otras clasificaciones. Pero por definición es limitada. De manera que se dejará fuera muchos textos que el propio antólogo desearía tomar en cuenta. La antología es colectiva y personal a un tiempo. Es virtual porque resulta ser un agrupamiento imaginario que solo tiene lugar en capricho del antólogo. Pero nada puede ser más concreto que la reunión de un número cierto de textos ya hechos definitivos. Pero, por qué en la obra están unos textos y otros no, por qué, tanto de Occidente y tan poco de Oriente, por qué esa desproporción entre modernos y antiguos. Porque el autor ha sido formado así y porque ha entendido que la vasta cantera de las ideas humanas la han hecho no solo los filósofos sin también los artistas, científicos, los viejos sabios, santos y magos y a veces, los perversos.