Esta compilación de quichuismos presentes en el lenguaje popular vigente especialmente, en las zonas rurales de la serranía ecuatoriana, visibiliza la mestización de la lengua ecuatoriana. El libro aborda cada uno de los conceptos presentados en función a sus significado, alcance y relación con la vida cotidiana de la población. El autor considera que las manifestaciones del pensamiento y sentimiento de la población ecuatoriana, antes y después de la conquista, están influidos por expresiones quichuas, lo que enriquece las prácticas culturales (las costumbres, expresiones artísticas y cotidianas). Esta visibilización de la injerencia del quichua en el castellano moderno, permite recuperar esas formas inmateriales de denominar y relacionarse con el mundo material, lo que para el autor equivale a conservar sentimientos e impresiones autóctonas. Las expresiones descritas son: ayazamana, arada, bastimento, carajo, capulí, chaquiñán, chugchi, chulco, el duende, espanto, eucalipto, fogón y tushpa, guardasementeras (chagracama), hayna, ishcuy (desgrane), japina, jatarig, lalahuay, llumi llumi, misin, nanay, ñucanchic llacta, olla de barro, pacallito, quiqui, rumi (piedra), sacharuna, la trabilla, uyansa, verborrea, yapa, zumbambico