La economía salvadoreña creció de manera apreciable después de la firma de los acuerdos de paz en el castillo de Chapultepec. Entre los factores que determinaron ese impulso al producto nacional pueden mencionarse la demanda postergada por la situación de guerra, la erogación de fondos públicos y privados destinados a la reconstrucción y al cumplimiento de dichos acuerdos, las nuevas expectativas abiertas por la delimitación de los conflictos al interior del sistema. Sin embargo, pocos años después, ese dinamismo expresado especialmente en el crecimiento de los sectores de no transables tendió a desaparecer, y los síntomas de un estancamiento de la economía no solo fueron aceptados unánimemente por los estudiosos del tema, sino que se fue convirtiendo en el problema más sentido por los ciudadanos.
Este ensayo pretende desarrollar dos ideas: la primera consiste en afirmar que la problemática económica actual, en gran medida, surge de los desarrollos que la política ha tenido en los últimos 10 años; la segunda afirma que, desde una perspectiva alternativa a la conducción económica gubernamental, no basta la crítica al modelo económico oficial, es necesario pasar a la crítica de las correlaciones de fuerzas que lo sustentan; y no es suficiente planear una política económica alternativa, hay que concretar una forma alternativa de conducción política de la nación.