En América Latina la década de los 80 fue escenario de políticas orientadas al establecimiento de un riguroso ajuste de sus economías, tal y como lo ilustran, por ejemplo, las medidas adoptadas por Paz Estenssoro, Pinochet, y Belaunde, en Bolivia, Chile, y Perú, respectivamente. En el caso del Ecuador, las políticas económicas ejecutadas por los sucesivos gobiernos de Osvaldo Hurtado, León Febres Cordero y Rodrigo Borja entre 1982 y 1990, a la vez que no habían tenido, según los autores de esta obra, la contundencia de aquellas que se tomaron en otras partes del continente, tampoco habrían logrado los objetivos trazados. El desenlace de ese "tortuoso camino", para utilizar el calificativo de los autores, se habría debido a la limitada capacidad de administración para sostener los cambios introducidos, la que a su vez resultaría de la tensión que nace de mantener el equilibrio entre exigencias económicas y políticas, y de la promoción simultanea de diversas políticas en varios frentes. En otras palabras, una de las conclusiones sugerentes que emerge de la historia económica del Ecuador de los 80, es el papel central de la esfera de lo político en el resultado de las decisiones económicas y, por consiguiente, la necesidad de examinar el entrecruzamiento de ambas esferas en el contexto ecuatoriano, y de sus efectos en el manejo de la administración económica que lejos de ser el resultado del predominio de una lógica estrictamente tecnocrática, estaría atravesada por la compleja relación entre economía y política, relación analizada en esta obra con énfasis en sus implicaciones para el manejo y resultados de la gestión económica de la década pasada.