Entre los mediados del siglo XVIII y las primeras décadas del siglo XIX operó una gran transformación de Guayaquil y su provincia. El puerto pasó de contar con una población inferior a los 5 mil habitantes hacia 1765, a 18 mil en 1842, mientras que la región entendida como la Provincia de Guayaquil, creció entre las mismas fechas, de 22 mil a cerca de 90 mil habitantes (Hamerly, 1973: 83 y ss.). Este formidable incremento demográfico era la expresión del encumbramiento de Guayaquil como una zona de importancia económica y política principal en el Pacífico americano. El puerto del Guayas dejó de ser un simple punto de tránsito entre el virreinato peruano y la que hasta comienzos del siglo XVIII fue la dinámica región serrana de la Audiencia de Quito, para convertirse en una de las zonas productoras claves del espacio americano. Este hecho se evidenció pronto en las luchas por la independencia, en las que el control del puerto no sólo llegó a ser arduamente disputado por las fuerzas realistas y patriotas, sino que, además, una vez ganado el mismo para la causa emancipadora, se convertiría en el escenario de un soterrado conflicto entre las corrientes liberadoras del sur y del norte, por incluirlo dentro de sus respectivas áreas de influencia. La humilde caleta del Guayas fundada en 1537 como puerta de ingreso al territorio del actual Ecuador se convirtió, dos siglos después, en el transcurso de pocas décadas, en el centro de una región de extraordinario dinamismo y poco más tarde, en la manzana de la discordia entre las fuerzas comandadas por San Martín y Bolívar. Dicha transformación descansó fundamentalmente en 13 la emergencia de un activo sector de exportación, hasta ahora mal conocido.