En los últimos años se produce en la Argentina un cambio profunda de las relaciones Estado-sociedad. Esta transformación es similar a la de otros países del continente y, a la vez, encuentra cierta especificidad. Este cambio va mas allá de la modificación del régimen político, considerado como el de los patrones de legitimidad, de reclutamiento del personal político y de representación, ya que impacta tanto el nivel macro de las políticas públicas, la relación del Estado con diversos actores, su inserción internacional y en la misma vida cotidiana de los individuos. La expansión ininterrumpida del Estado desde hace más de un siglo culmina la identificación de la sociedad con este y su capacidad de reproducirla se detiene. Por último, su visualización por los sectores populares como herramienta de cambio y transformación igualitaria también se quiebra. Este profundo cambio indica que nos dirigimos hacia otro modelo de Estado, distinto tanto del liberal-oligárquico constituido a fines del siglo pasado como del que predominara durante las cinco décadas previas: el Estado social, nacional-popular; o de bienestar, de acuerdo con diversos autores. Como señala L. Paramio, en los años '80 se cierra un ciclo, y esto "no solo implica la quiebra de modelos políticos y económicos, sino también una profunda crisis de los actores políticos y sociales que se desarrollaron dentro o en contra de tales modelos, por ello el principal motivo de incertidumbre regional es la difícil articulación de nuevas relaciones entre el Estado y la sociedad, en un momento en que los viejos actores deben retirarse de la escena o aprender a representar papeles nuevos.