Las contradicciones de un modelo extractivo, que favorece la sobreexplotación de los recursos naturales como fuente de un desarrollo economicista, unidas a situaciones de vulnerabilidad social, económica política y cultural, que afectan a las comunidades locales y pueblos ancestrales, se manifiestan en la presencia, cada vez más frecuente, de conflictos socio ambientales vinculados al deterioro ambiental y a la afectación a la calidad de vida de las personas. Esta realidad ha llevado a que se busquen mecanismos para prevenir los riesgos que se presentan por el irrespeto a la naturaleza y a los seres humanos.

En este escenario, en el año 2001 se crea la Plataforma de Acuerdos Socio Ambientales (PLASA) como un colectivo de organizaciones que promueven el desarrollo conceptual y metodológico del tratamiento de conflictos socio-ambientales, y surge la idea del Fondo de Respuesta como una propuesta de la Fundación Futuro Latinoamericano (FFLA) dirigida a facilitar intervenciones inmediatas y urgentes en conflictos socio-ambientales, y a evitar acciones impredecibles que impliquen una catástrofe ambiental y social. Los argumentos que validaron la creación del Fondo partieron de que la intervención oportuna y ágil de pocos recursos hace posible evitar situaciones violentas para los ecosistemas y los seres humanos.